viernes, 14 de enero de 2011

Décimo Sexto Relato: Fusión

Llego a casa y lo primero que hago es encender mi computadora. Miles de cosas pendientes por hacer y trabajo que concluir.Me falta de tiempo, estrés… Carpetas esparcidas por la mesa, el suelo… creo que no lo podré terminar y me angustia...
Siento que la puerta se abre, eres tú entrando al estudio. Sabes que hoy no es mi día, que estoy mal, que poco me falta para explotar por todo. Te acercas sigilosamente para darme ánimos. Pones tus manos sobre mis hombros y me empiezas a dar un suave masaje al notarme tensa. Me encanta que me des masajes, me encanta sentirte en estos momentos que se me hacen cuesta arriba, pero te digo que no puedo entretenerme, que hoy será una noche larga… pero no paras. Envuelves mi cuello con tus dedos, lo mueves a tu antojo, lo acaricias…

Subes por los lóbulos de las orejas y te paras en mi sien, rodeando después mi cabeza… te enredas en mi pelo, juegas con él. Tus manos me relajan, me hacen sentir fuera de este mundo, de tensiones y me acercas a un lugar de descanso, sin ruidos, sin nada… sólo yo y lo que siento, te siento a ti.
Mientras tus manos me miman, posas tus labios en mi nuca. Noto tu aliento, tus labios húmedos que ascienden por mi mejilla y te apoderas de mis labios. Con mi cabeza hacia atrás y entre tus manos, me dejo hacer… necesito que pares, quiero hablarte pero no me dejas, pones un dedo en mis labios en señal de silencio, no quieres que piense, no te detienes. Dibujas la silueta de mi boca, mirándome fijamente a los ojos como si fuera la primera vez que me ves. Acaricias mi labio inferior, lo deslizas hacia abajo, acercas tu dedo a mis dientes… sabes que voy a morderlo suavemente y sé que lo estás deseando.

Estas jugando conmigo, me engañaste, pensé que me ibas a relajar y me estás adentrando a una tensión más intensa, más calurosa, más placentera. Te pones frente a mí, desabrochas los botones de mi camisa lentamente mientras te miro de manera inquisidora. Quiero pararte, decirte que ahora no, pero no puedo hablar, tus manos cada vez me cortan las palabras y me aceleran la respiración.

Pero, no… no te detengas… has despertado el deseo en mí.

Te inclinas y me besas. Tus dedos quieren hacerse hueco entre los bordes de mi brassiere. Un dedo aventurero sondea el terreno, lo palpa, lo acaricia y llama a los otros que van adentrándose hábilmente en tan pequeño obstáculo. Entre todos consiguen retirarlo y tu boca, que desciende por mi garganta, hasta rozar mi pecho que esta a punto de explotar por el roce de tus labios. Contengo la respiración, mis latidos se aceleran a cada movimiento que haces… No me da tiempo a pensar, sólo sé que me tienes en tu poder, que estoy cayendo al abismo de tus fantasías y me gusta.

Derepente, algo me sobresalta. Sutilmente,tu mano ha pasado la frontera de mi falda. Se desliza como seda por mis muslos,hasta tocar mi lencería que o te deja avanzar más allá. Tus labios se vuelven a posar en los míos, va subiendo el ardor de tus besos, hemos dejado atrás la ternura para dejar paso al deseo. Suspiramos, sonreímos… pero no hablamos, sólo nos escuchamos. Quiero escapar de tus garras y tomar el mando, pero hoy no, hoy me tienes acorralada y me miras en un reto que sabes que no puedo ganar.


Te arrodillas y vas subiendo mi falda negra por mis muslos, aún dorados por el sol del verano que ya se fue. Me muerdo los labios, sé a donde vas a parar y sé que ya no tengo salida. Sentada en una silla de despacho, con el resplandor de la computadora sobre mi pecho y el cristal de mis lentes con papeles por el suelo, me siento como una alta ejecutiva que está siendo seducida por uno de sus subordinados. Es como una atracción fatal, sé que es la perdición pero no soy capaz de frenarte, algo hay que me lo impide, porque quiero que sigas, quiero que vayas mas allá, que pases al mundo de lo prohibido. Lo deseo, lo quiero, lo anhelo…

Bordeas mis muslos con tus manos, sólo un sutil movimiento ha sido necesario para deslizar un pequeño trozo de tela por mis piernas, adueñándote de ellas subiéndolas a tus hombros.
Me resbalo en tu dirección y apoyo mi cabeza en el respaldo, no quiero mirar, no quiero ver, prefiero dejarme llevar por los sentidos. Rozas con las yemas de tus dedos la parte interna de mis muslos, un roce tan leve y tan sutil que haces que toda mi piel se erice. Pasas la punta de tu lengua tan cerca de mis ingles que no puedo evitar encoger mi cuerpo. Quieres hacerme esperar, quieres que te lo reclame…
Me separas más las piernas, ahora ya no puedo escapar de ti, estoy totalmente rendida, sin fuerzas para poder luchar ante tanta pasión. Te acercas, noto tu aliento… queda poco para fundirnos en un solo ente, quiero que tu daga del deseo me invada. Y al sentirla, ceso de respirar.
Mis labios han cortado el principio de un suspiro, mis ojos más cerrados, mi vientre se contrae en un acto reflejo… es como si el tiempo se parase, quiero retener ese momento. Quedarme con todas las sensaciones que me ocurren, quisiera poder descifrar cada cosa que siento pero es imposible, son tantas que no puedo detenerlas. Sigues... te noto, te siento… cada vez más abajo, cada vez más arriba, cada vez más adentro. Se me escapa un gemido, una señal del comienzo de un camino lleno de placeres.

El corazón me late fuertemente, noto la sangre correr por mis venas… Me alteras, me enciendes. Siento el calor de tus labios, cada vez más húmedos, que vienen y van como una barca surcando un mar embravecido. Tiemblo, me tenso, un rayo recorre mi cuerpo por mi espina dorsal de la cabeza a los pies. Me aferro a los brazos de la silla, arqueo mi espalda… caigo a un vacío celestial. Te detienes… me miras con una mezcla de dulzura y de deseo. No me movería, quisiera disfrutar de este momento tan fugaz.
Eres tu quien me levanta y me envuelves en tus brazos.

Me pego a tu cuerpo, noto tu calor y tu fuerza, tu caballo pura sangre quiere salir, está desbocado… Sostienes mi cuerpo que esta sobre el vacio y me aferro a ti con mis piernas mientras me llevas a una pared. Aprovecho a ponerte nervioso… paso mi lengua por tu cuello, beso tus lóbulos y busco tu boca. Empezamos un baile desenfrenado, pegados fuertemente como si fuéramos uno. Siento tu respiración entre cortada, suaves gemidos que se pierden entre besos y caricias. Siento como si una espada inundara mi interior, hundiéndose cada vez más en mis entrañas, grande, fuerte, afilada… Ya no me quedan fuerzas, me estoy deshaciendo... voy a desfallecer en tus brazos, quiero rendirme a ti.
Recorro tu espalda con mis manos y clavo mis uñas en tus hombros, mi ultimo suspiro, mi ultimo aliento… no te detienes, somos uno… te tensas, detienes todo movimiento. Me aprietas fuertemente y caes rendido en mis pechos.

Silencio, no hay nada, no queda nada… sólo estamos en esta fusión tú y yo… únicos… uno.

Besooos!!!Fanny!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario