viernes, 17 de diciembre de 2010

Décimo Quinto Relato: Gracias por ser...

Sus manos recorrieron cada parte de mi cuerpo quemando poco a poco cada parte de mi piel, sentía la presión que ejercía sobre cada uno de mis músculos y pude percibir como me estremecía al roce de sus dedos, nuevamente vi en sus ojos tanto sentimiento como cada vez que estamos en este ritual del amor, veía en su mirada unas ganas de mi que me hacían desearlo cada vez con mas fuerza... Se deleito probando cada parte de mi cuerpo, cada parte de mi corazón; se detuvo en aquel sitio en el que su pasión y la mía se desbordan de sobremanera...
esa suave lengua se posaba en cada sitio idóneo dándome un gran placer.
En mi vientre provocaba ese revolotear en las tripas que era cada vez
mas fuerte y mas rápido como los bombeos de mi corazón, mi cerebro el cual nunca
piensa en esos momentos se dedico a él también, deseando que éste hombre
estuviera a mi lado siempre para poder amarlo y demostrarle día con día cuánto
lo deseos, tanto que si en esos momentos me hubiera pedido la vida se la hubiese
dado en un suspiro.

Yo a cambio le di una combinación de besos, caricias,
rasguños, gemidos y miradas plagadas de complicidad, quería estar con él,
deseaba estar con él y se lo tenía que demostrar, tenía que lograr fundirme en
su piel, ser parte de su sudor, recorrer cada centímetro de su cuerpo como si fuera
mío. Yo deseaba ser feliz y por ende también tenía que conseguir que él lo
fuera, no por la mera regla de dar y recibir, no eso no, era mas bien por que
para mi no hay felicidad si la otra persona no lo es y él en particular para mi
es lo mas importante, así que me di sin reservas, sin medidas, sin limites.

Él formó parte de mi y yo hice lo mismo tratando de
introducir mi alma a través de su lindo sexo, mi boca rodeaba cada parte de él
mientras se agitaba con frenesí haciendo que me sintiera dentro de él, mi saliva y
sus líquidos se iban fundiendo hasta formar un néctar delicioso dentro de mi
boca, un néctar que me proporcionaba placer también a mi, su sabor tan dulce,
era una especie de droga que atormentaba mi cerebro y me hacía necesitar más y
más, la dosis se estaba volviendo poca y necesitaba sentir algo más fuerte para
sentirme volar y pegar ese viaje hasta la cima, para posteriormente caer cual
pluma al viento.

Finalmente le pedí que me hiciera sentir mujer; que lo
necesitaba dentro de mí; que no aguantaba más aquello que contenía y deseaba
salir, le pedí que me penetrara lentamente, suave, despacio y que me llevará
pausadamente en ese vals sensual a un nivel mas alto, a aquel en el que el desenfreno, el instinto y el impulso desmedido no hacen daño a nadie, y así fue, nuestros cuerpos inundaron aquella habitación de una música candente y erótica plagada de pasión con unas percusiones de amor que se podía escuchar hasta la casa vecina.
Fue la explosión mas intensa y apasionada que he tenido, sentirte dentro de mí, tus manos apretando mis senos blancos a punto de explotar por el deseo que tu vientre provoca al rozar el mío.
Sentirte explotar dentro de mí, tus contracciones y las mías desbordando tu néctar entre mis piernas, y terminar en el vació de las sabanas...

solo pude voltear a verte y agradecerte por ser parte de mí, por
hacerme feliz, por dejar que sea yo sin reservas, por verme como soy y
aceptarme, por no apagar el fuego que llevo dentro y que en ocasiones se desborda,
pero sobre todo gracias por ser TÚ...

Besooos!!! Fanny!!!

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