viernes, 3 de diciembre de 2010

Décimo Tercer Relato: Seda

Me sitúo detrás de tí vendando tus ojos con un pañuelo y te digo que no te muevas. Pasan unos segundos. Intentas escuchar pero no oyes nada. Algo suave te roza la cara. Te estoy acariciando la cara con un pañuelo de seda. Sientes en la oreja derecha el pañuelo, te hace unas leves cosquillas cuando pasa por tu lóbulo. Ahora de la oreja derecha pasa a la izquierda. Acompaño las caricias del pañuelo con suaves besos.
Préparate para más te susurro al oído...

Tienes tus labios entreabiertos, y notas como el pañuelo pasa entre ellos. La sensación de cosquilleo te empieza a excitar. El pañuelo te acaricia ahora la barbilla y el cuello. Yo sigo con mis labios pegados a los tuyos, en un eterno beso. Te quito la chamarra. Paso el pañuelo por debajo de tu pelo y por todo tu cuello. Lo recorro de un lado a otro, y el pelo se te mueve con el movimiento de la tela. Lo dejo. Me coloco delante de ti, paso la seda por tu pecho, provocando en tí una excitación cada vez mayor.

Lo paso una y otra vez. Sigues de pie. Separo el pañuelo de tu pecho. Ahora me voy a tus piernas recorriendolas tocando levemente tus muslos. Bajo al tobillo derecho, por el exterior, giro hacia dentro y paso hacia la parte trasera del tobillo izquierdo para rodearlo y volver otra vez al espacio entre los tobillos, rodeo el derecho y de nuevo al principio.Doy varias vueltas, paso por los tobillos, las pantorrillas, las rodillas y tus muslos...
Por fin llego a tu falda, y con mi mano la voy subiendo. Cada vez más hasta llegar a descubrir tu lenceria de encaje negro. Me separo de ti. Al oído te digo muy bajito, que te voy a desnudar. Tu simplemente te estremeces. Te quito la blusa lentamente y te bajo la falda.

Me arrodillo, con mis manos en tus muslos te bajo poco a poco la media de encaje de la pierna izquierda hasta el tobillo, te quito el zapato, y saco la media por completo y antes de dejarla en el suelo te beso el pie. Hago lo mismo con la otra pierna. Estás de pie con los ojos vendados, solo llevas tu ropa interior. Escuchas... Oyes el rumor de mi ropa y piensas que me estoy desnudando. Continúas quieta. Pasa el tiempo. Me sientes detrás. Me pego a tu cuerpo. Notas mi desnudez. Acerco mi boca a tu oreja derecha y jugueteo con ella. Me separo. Paso la seda por tu cara, te hace cosquillas en la nariz al moverlo arriba y abajo.

Mi cuerpo más el pañuelo sujeto entre mis manos te abarca por completo. Ahora echo la seda hacia abajo, por tu torso, rozándote los pezones, aún tapados por el sujetador. Das un suspiro profundo de gusto. Ahora la prenda baja, acariciándote el vientre y el ombligo. Sigue bajando. Notas que el pañuelo se separa de tu piel. Un instante... desabrocho tu brassiere. Pasa un segundo y notas como bajo tu tanga de encaje negro. Sigues dejándote hacer. Ahora estás completamente desnuda y excitada, las caricias del pañuelo te hicieron hervir la sangre, quieres más...

Sientes mi mano recorriendo tus caderas, la paso de un lado a otro. Te pido que abras un poco las piernas, intuyes de que se trata y las separas. Con una mano por delante y otra por detrás, paso el pañuelo, suavemente recorre todo tu sexo. Una y otra vez. Gimes levemente, te gusta.
Vuelvo a parar. Te tomo las manos por detrás, te acerco a la cama y te recuesto boca abajo.

Te pongo una sabana encima y me pongo sobre ella. Nuestros cuerpos desnudos y la sabana en medio. Entrelazo mis manos con las tuyas. Las muevo ligeramente para hacer pasar la tela entre tus dedos. Es una sensación diferente, una caricia... Aparto mis manos, y las llevo a tus hombros, voy bajando por tu brazo en lentos movimientos de vaivén. La suavidad de la tela hace erizar tu piel con su caricia. Pongo de nuevo mis manos en las tuyas, y muevo mi cuerpo para provocar una caricia en el tuyo. Sientes mi pecho en tu espalda. Me separo, manteniendo la tela encima de tí. Notas mis manos recorriéndote la espalda, desde los hombros, hasta casi llegar a tus pechos, recorriendo tu columna hasta alcanzar tu hermoso trasero. Sigo hacia abajo, por las piernas: muslos, pantorrillas, tobillos, hasta la planta del pie.

Quito la sabana y te coloco boca arriba. Uso la sabana para amarrarte las manos por detrás de tu espalda. Ahora dejo caer de nuevo el pañuelo sobre tu piel desnuda. Es una sensación tan agradable… Y como rozando las manos por la tela, te voy acariciando los pies, tobillos, rodillas, me recreo en los muslos, paso al vientre, me desvío a los brazos, desde los hombros hasta las puntas de los dedos. Una caricia sin fin. Con un dedo rodeo tus pezones, acaricio tus pechos, desde la punta del pezón hasta la base. Arriba y abajo. Bajo hasta tu sexo,lo rozo, dibujando con mis dedos el perfil de ese lugar. El placer es intenso. Abro levemente tu sexo y un gemido sale de tu boca. Quito lo poco que quedaba de sabana cubriéndote. Vuelves a tener la piel desnuda...

Cierras los ojos un segundo y de repente notas que mis labios son tocan tus pezones. Tus manos quieren acercarse y no pueden. Notas oleadas de placer cada que mi lengua recorre todo tu pecho. Sorpresivamente tienes un orgasmo que te contrae por completo, pero yo no me detengo... Uno de mis dedos se aventura a explorar tu sexo, pero en cuanto está dentro de ti siento como lo mojas por completo explotando en él, contrayendote, apretandome...
Tu cuerpo se arquea, jadeos continuos salen de tu boca. Dura tanto que te sientes desfallecer. Te desato las manos… Y beso tus calientes labios, mientras te quito la venda de los ojos...

Abro los ojos y me doy cuenta que llevo media hora observándote conversar, que mi cabeza se dejo llevar de nuevo; Volteas y me preguntas que si estoy bien, yo solo asiento con la cabeza y regreso a la realidad... Te observo a la cara como si fueras mi cómplice prohibida, tu sigues conversando como si nada hubiera pasado, yo solo te admiro y me percato que llevas un pañuelo de seda amarrado al cuello, yo simplemente sonrió...

Besooos!!! Fanny!!!

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