martes, 21 de diciembre de 2010

Inquietudes sexuales masculinas (Parte 2)

Parte 2 del post de ayer
“Tengo la sensación de que ella quiere platicar después del sexo, pero a mí sólo se me antoja dormir”

Durante el orgasmo, el cerebro libera un flujo de hormonas que provoca el deseo de prolongar el contacto íntimo tanto en hombres como en mujeres. Los chicos, sin embargo, también eyaculan, lo cual les provoca más somnolencia que ver un maratón de "Sex and the City". “La eyaculación implica mucha sangre fluyendo hacia los genitales y, consecuentemente, trasladándose después hacia otro lugar, es precisamente esa acción la culpable de que los hombres se sientan exhaustos después de hacer el amor.”

Por eso, tras el sexo, es posible que tu chico no esté del todo capacitado para mantener una conversación a corazón abierto o disfrutar de un segundo asalto, pero, aun así, puedess satisfacer tus necesidades particulares. Aunque él se sienta adormilado, quiere que tú estés contenta, y tu deseo de estar físicamente cerca de él es fácil de solucionar. Abrázalo y relajaté. Porque el acurrucarse después del sexo, en general, les resulta tan atractivo a los hombres como a las mujeres. Siempre se puede posponer la charla para después.


“Me preocupa que quede embarazada”


Por mucho que a los hombres les guste el sexo, cualquier chico que no esté decidido a ser padre se encuentra programado para preocuparse, aunque sea un poco, por los posibles errores. Elimina ese miedo demostrándole que te tomas en serio la protección. Si empleas la píldora, asegúrate de que él lo sepa. Si tu elección anticonceptiva son los preservativos, sé inflexible en su uso cada vez que hagán el amor. Puedes mostrar tu convicción poniéndole tú el condón: los hombres suelen encontrar este gesto muy sexy.

He aquí cómo hacerlo: sujeta el preservativo entre los dedos pulgar e índice y pon dentro de él una gotita de lubricante. Sujeta suavemente la punta y coloca la abertura del condón sobre la cabeza de su pene. Sujétalo allí con una mano, mientras con la otra lo desenrollas hasta la base de su miembro. El objetivo es llevar a cabo todo el proceso en un solo movimiento, mucho mejor si, además, le besas mientras lo haces. Requiere práctica, estamos de acuerdo, pero el resultado final merece la pena.

A los hombres les encanta que lo hagas tú porque, generalmente, para colocarse el condón a sí mismos deben detener toda acción sexual. Cuando eres tú quien se ocupa del preservativo, sé protegen sin perder la intensidad del momento. Además, piénsalo: ¿A qué chico no le impresionará ese gesto tuyo?

“¿Debo retirarme antes de eyacular cuando ella me está haciendo sexo oral?”

La preocupación por cómo actuar en este caso seguramente no ha conseguido estropearle el momento a ningún chico, pero tal vez sí lo haya distraído. Si le haces saber cuándo esperas que quede terminada la acción, le ayudarás a estar más relajado y concentrado en la situación. Si deseas que eyacule mientras estás ahí abajo, díselo y permítele relajarse y disfrutar del acontecimiento.

Si prefieres que el final tenga otro escenario, prueba esta técnica: mientras estés en ello, sujeta su miembro con una mano y muévelo de arriba abajo al mismo ritmo que tu boca. Y cuando esté apunto de eyacular (pídele que te dé señales u observa la tensión en sus músculos), retira la boca y continúa estimulándolo manualmente. Mientras lo haces, guíale hacia donde quieres que termine, por ejemplo, en algún otro lugar de tu cuerpo (como el pecho) o sobre la cama.

“Dejará de lubricar si tardo demasiado”

La mayor parte de las mujeres, a pesar de seguir excitadas, empiezan a “perder calor” después de una larga sesión de sexo, especialmente cuando hay un preservativo de por medio. Por eso algún genio inventó el lubricante con base de agua. Al incorporar esta sustancia en tu actividad sexual no sólo evitarás la resequedad, sino que también incrementarás las sensaciones. Si el usar preservativos convierte a tu chico en un corredor de maratón (por lo que tarda en llegar a la meta), prueba esto: antes de llegar a la penetración, que se ponga en la mano un poco de lubricante, que se frote las manos para calentarlo y te estimule manualmente.
Puedes devolverle el favor haciendo algo frecuentemente super-valorado: un masaje en los genitales. Su excitación irá en aumento e, incluso con el preservativo, no tardará mucho en alcanzar el clímax. Tan sólo asegúrate de prestar la debida atención a todas sus zonas erógenas. Porque, según los hombres consultados, a veces las mujeres se concentran tan sólo en el pene y se olvidan, por ejemplo, de los testículos. Puedes incrementar su placer acariciándole también el perineo –el área que está entre el ano y el escroto– justo cuando se encuentre a punto de alcanzar el clímax. Esto en verdad puede "matarlo".

O prueba este truco aún más creativo: ponle un preservativo con textura con la parte rugosa hacia dentro y, entonces, dale el masaje. Resulta especialmente excitante porque es novedoso e inesperado y, además, crea mucha fricción. Cuando te encuentres lo suficientemente excitada como para que te penetre, ponle un nuevo preservativo (una vez hayas usado el primero dado la vuelta ya no es seguro usarlo durante la penetración) y añade un par de gotas más de lubricante para que te ayude a mantener la humedad.

Si empiezas a notar sequedad durante el acto, tómense un descanso y usen el lubricante para disfrutar de la “penetración por fuera”, es decir: él te puede poner un poco entre los muslos o en la parte baja de la espalda y rozar su pene contra tu piel resbaladiza mientras continúan besándose.
Será una nueva sensación para ambos que, seguro, querrán repetir.

Ahora que sabes un poco más de donde vaga su mente en esos momentos, ayudalo a que no se pierda en su cabeza y pueda enfocarse mejor en algo que ambos disfrutarán!

Besooos!!! Fanny!!!

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